La Novia

La Novia

Pesaba.
Era lo único que se le venía a la cabeza mientras su madre y hermanas le decían lo preciosa que estaba.
Pesaba como si fuera de hierro, o ¿era la angustia lo que lastraba su camino?
Llevaba meses fingiendo, con sonrisas forzadas cuando le preguntaban por su gran día, y al final había llegado.
Vestida de blanco, enfilaba ya el último tramo, con la mirada gacha sin querer ver ese final.
«Es mi obligación», » se lo debo a mi familia», se decía a cada paso. Como lo había hecho en los últimos nueve años, desde que la prometieron con Javi, cuando aún era una niña.
Todos intentaban fomentar que surgiera el amor entre ellos, y surgió, pero de otro tipo. Un amor fraternal, cómplice, de hermanos, donde el deseo y la pasión no tendría cabida jamás.
Tuvo que mirar al frente porque ya no quedaba camino por recorrer. Los ojos de Javi la esperaban con una tristeza asfixiante. Al lado, su padre orgulloso, sonriente; al otro su pa’, que le tiende la mano.
La ceremonia comienza, ni la siente, ni la oye. Se escurre el tiempo sin que pueda evitarlo, hasta que llega su turno.
—¿Quieres a Javier como esposo?
Lo mira. Lo quiere. Lo conoce. Él hará lo que se debe hacer, si nadie puede evitarlo. Y, entonces, se decide, por los dos:
—No.
La sonrisa de Javi ilumina ahora toda la estancia, se alegra de verlo así, pero un pellizco en el brazo le recuerda que no están solos.
—¿Qué demonios crees qué haces? —le increpa su padre al oído.
No contesta, una última mirada, no de odio, ni rencor. Lo perdona, pero nadie más decidirá por ella.
Y se marcha. El vestido ya no pesa, y se mueve con suavidad a cada paso. Los llantos y lamentos, improperios y amenazas, se quedan atrás.
Ya está a punto de salir, cuando una mano agarra la suya.
Javi.
Su hermano.
—Me voy contigo.
Y ya no se separarán, porque son la única familia que les queda.

Comenta

Su dirección de correo no será publicada. Campos obligatorios *